27 ene 2013

El papel no engaña

Parece una cosa sin importancia pero no lo es. Tener cerca un papel con cierta capacidad de absorción para retirar el excedente de agua del pincel después de realizar una mezcla es una buena manera de conocer cuál es el color resultante antes de aplicarlo a la figura. El papel -preferiblemente claro o blanco- actúa como medio ideal para realizar esa comprobación.

Al realizar una mezcla, nuestra percepción del color se ve influida por las características del color y de la textura de la superficie en la que la llevamos a cabo (un pocillo o plato de plástico, una cartulina, un plato de aluminio, una baldosa, etc.), y por la intensidad o calidad de la luz que se refleja en ella.

Si antes de aplicar la mezcla a la figura no nos cercioramos del color que transportamos en el pincel haciendo una prueba sobre algo que sirva de patrón de referencia, podemos llevarnos una sorpresa, ya que podemos creer que tendrá el mismo tono, aspecto, brillo y saturación que el color que hemos obtenido sobre la plataforma en la que hemos efectuado la combinación de pigmentos.

Es cierto que las características de la superficie de la figura también influyen en la percepción final del resultado (si es de plástico o metal, o si se trata de capas de pintura anteriores), así como la combinación, tono y saturación por contraste de los colores que rodean el punto en el que aplicamos el pincel. Por su importancia, vale la pena abordar en profundidad estas cuestiones en otro momento.

Deseaba incidir ahora en esa ayuda que puede prestarnos el "chivato" en que se convierte el papel de rollo de cocina, la servilleta de papel o un pañuelo tipo "tissu", ya que nos proporciona una idea más clara del color que tenemos en el pincel al compararlo con el blanco de referencia de ese papel absorbente, que, entre otras cosas, también "absorbe" más y mejor la luz que muchas de las otras superficies de las que hablábamos antes.

Os muestro un ejemplo:


Si nos fijamos en la mancha gris de la parte inferior derecha de la foto, veremos que ésta parece que no tiene nada que ver con el color que se aprecia en la mezcla del pocillo que tiene al lado -en el centro de la imagen-, ni con aquella pequeña prueba que también se puede observar en la esquina superior izquierda. Pues bien, es la misma mezcla luego de realizar la operación de quitar el exceso de la mezcla de agua y pintura del pincel.

Hay que tener, sin embargo, alguna precaución si utilizamos papel absorbente para retirar el excedente de líquido del pincel y para ver la mezcla resultante. Sobre todo porque pegadas a la pintura podemos trasladar partículas del papel -que puede deteriorarse por el desgaste y la fricción- y que la mayoría de veces son imperceptibles a simple vista. Estas partículas pueden acabar "enganchadas" a la figura, generando más de un disgusto y provocando posteriores tareas de restauración que pueden dar al traste con muchas horas de trabajo previo.

De modo que conviene tener en cuenta estas cuestiones:

- el papel donde descargamos el excedente de agua y pintura debe ser un papel que no se deshaga con facilidad
- no conviene realizar la operación de aligerar el líquido que transporta el pincel en un mismo punto del pañuelo o papel.
- no conviene cargar mucha agua en la mezcla del pincel ni frotar con demasiada energía con él sobre el papel.

Pues eso. ¡Todas las precauciones son pocas si queremos hacer un "buen papel"! ;-)

¡Un saludo!

KPG